Somos conscientes de que en el metro de Barcelona tenemos que estar muy atentos a nuestras pertenencias y sabemos todos de sobra que los bolsos hay que llevarlos por delante y vigilarlos constantemente. Pero estas medidas extra antirobo no solo conviene ponerlas en práctica en los vagones, sino que también en los andenes y en las escaleras, porque los carteristas aprovechan cuando hay tumulto de gente y las prisas se apoderan de nosotros. Lo mismo sucede en los autobuses urbanos y en las zonas muy turísticas.
En lugares donde se acumula mucho guiri, como en las Ramblas, no solo nos podremos topar con carteristas, sino con estafadores. Por ello, mucho cuidado. Los más famosos son los trileros, personas que te invitarán a que juegues al mítico adivina debajo de qué vasito se encuentra la bola. Lo recomendable es no entrar en el trapo, porque los que ganan están con pinchados, es decir, es una estafa.
Otro timo que se está poniendo de moda en la Ciudad Condal es aquel en el que una persona se te acerca para preguntarte la hora. En este caso los españoles no tendremos problema alguno, pero si nos acompaña gente extranjera, ten por seguro que les intentarán engañar de alguna manera. Por otra parte, si ves que alguien se aproxima a ti y te pide que le enseñes el baile de algún futbolista, será mejor que te alejes rápidamente, puesto que a continuación te levantarán por los aires y te vaciarán los bolsillos.
Rambla de Barcelona, zona de muchos estafadores
Asimismo, si paseas por la calle y coincides con un animador haciendo bailar unos muñecos, ten en cuenta que aunque te de la impresión de que éstos se mueven solos, no es así, tienen cuerdas, por tanto, no los compres. También se están poniendo a la orden del día otras estafas como la de la donación: personas que nos piden solidaridad pero cuyas intenciones no son nada buenas; o la del carterista que se hace pasar por turista. Por no hablar del truco del mapa, en el que un listillo te roba mientras te distrae con preguntas sobre dónde se halla un determinado lugar.
Los carteristas a su vez se aprovechan de los turistas o de los recién llegados con carritos de bebés, manchándote y ofreciéndose a limpiarte, haciendo como que promocionan fiestas en clubs nocturnos o realizándote una falsa encuesta.
Incluso hay que estar al loro con algunas personas mayores que van con bastón y que te empujan supuestamente sin querer. Con toda esta lista parece que uno ya no se puede fiar de nadie, pero es que en las zonas muy turísticas si eres muy confiado te puedes quedar a dos velas.
Tampoco hay que olvidar vigilar de forma constante nuestras pertenencias en playas, discotecas, espectáculos y en la terrazas. Los ladrones se las saben todas y cada vez utilizan mejores trucos, como el del robo en el momento en que se te avería el coche o peor aún, cuando fingen que se les ha averiado a ellos.
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