Barcelona tiene un gran patrimonio artístico de arte público en las calles. Seguramente habrás visto varias esculturas situadas en vía pública de las que conocerás el nombre, el autor e incluso alguna anécdota, pero el conjunto de obras es tan extenso que siempre quedan nuevas formas artísticas que descubrir en esta ciudad.
Aunque a primera vista pueda parecer que el arte público no tiene tanta relevancia como debería, en realidad, el hecho de tener unas esculturas en la vía pública en lugar de otras es algo que se realiza de acuerdo con unas funciones que van más allá de decorar superficialmente la ciudad.
El que se considera el primer monumento en la calle público desde su construcción es del siglo XVII y es el Monumento a Santa Eulalia, en la Plaza del Pedró. Es cierto, sin embargo, que tenemos algunas pequeñas esculturas situadas en las hornacinas de algunos edificios que remiten a la Edad Media, pero nos referimos al primer monumento como tal.
El arte público en las calles de Barcelona, en concreto la escultura, comienza estrictamente en el Renacimiento (siglo XVI aproximadamente, en España). Cumple una función de configuración de la ciudad, en dos sentidos. Por un lado, en un sentido urbanístico o, más específicamente, de diseño urbano, esto es, contribuyendo a la organización del espacio de la urbe; por otro lado, en el plano simbólico, es decir, contribuyendo con significados a la conmemoración y memoria históricas.
Los lugares donde encontramos más monumentos de arte públicos son los parques y las plazas y, en menor medida, en las esquinas entre dos calles. Esto responde a la lógica de que deben tener una buena perspectiva y estar colocados en un ángulo que facilite su contemplación. Hoy hemos elegido únicamente cinco interesantes monumentos públicos de las últimas décadas que podéis encontrar en Barcelona y que queremos comentar:
Esta es obra de Fernando Botero, un escultor, pintor y dibujante de Colombia. De él destaca en nuestra ciudad la famosa estatua de El Gato, situado actualmente en la Rambla del Raval. Antes, sin embargo, había estado situado en el Parque de la Ciudadela, al lado del Estadio Olímpico y en una plaza cerca de Drassanes. Fue en el 2003 que se colocó, ya de forma definitiva, en el lugar en el que está ahora, donde destaca esta gran figura de un enorme gato, hecho de boronce. Los más atrevidos se dignan a fotografiarse encima del gato, los demás al lado de este. Se ha convertido en poco tiempo en un símbolo de la ciudad y del Raval.
Cerillas
Esta gran escultura, una de las más conocidas del arte en las calles de Barcelona, es de de estilo pop art y está situada en el parque de la Vall d’Hebron. Oldenburg convierte con esta obra y con otras el arte en una cosa más de la vida de la gente de a pie, pero también supone una crítica a la sociedad del consumo. Este monumento, que mide 22 metros de alto; 9,12 metros de ancho y poco más de 13 metros de largo quizá represente la solemnidad de lo trivial con esa cerrilla encendida que destaca sobre las demás. Se la encargó a Oldenburg el Ayuntamiento de Barcelona con motivos de las Olimpiadas de Barcelona, celebradas en 1992. Si nunca la has visto, puedes ir en metro y bajar en la parada Montbau de la línea verde, bajando por la calle del Padre Mariana hasta cruzarte con la Avenida del Cardenal Vital y Barraquer. No es la única escultura de objetos de la vida cotidiana de gran tamaño de Claes Oldenburg. Quizá la más conocida sea el de la Barra de labios ascendente sobre vehículo oruga de 1969 en protesta contra la Guerra de Vietnam o la Cuchara blanca con una cereza en un extremo, en Minneapolis.
David y Goliat
También inaugurada en el año de las Olimpiadas, hay muchas personas que, sin conocer el título, todavía no han logrado ver qué representa esta escultura, obra de Antoni Llena. Está situada en el Parque de las Cascadas, en la Avenida Litoral, 12-14, un parque que junto con otros lugares de Barcelona, formó parte del proyecto de renovación urbanística para los Juegos Olímpicos. Llena es también autor de la obra Los “castellers”, un monumento situado en la plaza San Miguel hace dos años que causó polémica por el emplazamiento y el coste, entre otros motivos, en el vecindario, que bautizaron la obra como “ferralla”, palabra que significa “chatarra”.
La Jirafa coqueta
A la Jirafa coqueta la conocemos todos, yace estirada en esa insinuante postura al final de la Rambla de Cataluña, a punto de cruzar con la Diagonal. Es del escultor Josep Granyer. Justo al principio de la Rambla Cataluña se encuentra otra escultura de este escultor barcelonés, El toro sentado , que por cierto se intentó robar en 2006, aunque su secuestro terminó en poco rato. Si queréis conocer más sobre estas esculturas humorísticas podéis leer el artículo Jirafas coquetas y terneros pensadores.
Para terminar, nos vamos de lo más humorístico a un monumento de motivaciones trágicas y de memoria histórica. Este monumento artístico formado por un círculo levantado de un lado, con una piedra es 1987 y es de André Fauteux, artista canadiense. Está situado en el Parque de la Ciudadela, al lado del lago donde están las barcas de alquiler.
Evidentemente, hay muchísimos más monumentos y no acabaríamos nunca si tuviéramos que describirlos todos. De momento, si queréis saber más, podéis visitar la entrada en Wikipedia del Arte público en Barcelona.
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