Modernismo de botica y antiguas farmacias de Barcelona

Una de las etiquetas inevitablemente definitorias de Barcelona es la de modernista, por la abundante presencia de estructuras y elementos decorativos de esta corriente en la ciudad, testigo privilegiado de su auge desde finales del siglo XIX. Quien tenga la suerte de viajar a la capital catalana y disfrutar de una estancia relativamente prolongada en pisos de alquiler de temporada en Barcelona, no tendrá que buscar mucho para encontrar ejemplos del esplendor del modernismo barcelonés, incluso en lugares recónditos.

Son numerosas las antiguas farmacias que aún funcionan como tales y que conservan con mimo su pasado, ofreciendo al cliente habitual y ocasional pequeñas (y no tanto) perlas de la estética en boga entre la burguesía catalana de entonces. Si eres de los que aprecia especialmente encontrar detalles inesperados en tus recorridos por las ciudades que visitas y, por supuesto, si te gusta el modernismo, harás bien en aprovechar un alquiler de pisos por meses en Barcelona para explorar estas joyas de botica.

Necesitarás un cambio de perspectiva si te has dedicado a visitar grandes espacios: los elementos artísticos que perduran en estos comercios son para apreciarlos más bien de cerca. Ya desde la calle, algunas de las portadas pueden sorprenderte, con su carpintería de formas curvas o adornada con sinuosas tallas vegetales, mosaicos, esgrafiados o azulejos que dan color al frente y en ocasiones anuncian el nombre de la botica, molduras y guirnaldas, coloristas vidrieras florales excelentemente conservadas y elementos metálicos (sobre todo en hierro forjado) como tiradores, faroles o letreros con motivos modernistas típicos.

No obstante, no dejes de entrar y fijarte en los rincones: también puedes encontrar la inspiración naturalista propia de esta corriente en el mobiliario del interior. Muchas de las farmacias conservan techos, armarios, estanterías, mostradores, lámparas, mesas, sillas y objetos propios del oficio (balanzas, filtros, tarros y otros recipientes, etc.) que harían las delicias de más de un museo.

Algunas de las más recomendables serían la farmacia Padrell (la más antigua), la Tanganelli-Sanchís, la Ferrer-Argelaguet, la Mestre i Boleda, la Hernández de la Rosa, las farmacias Flores, Guinart, Enrich y Nordbeck y la de J. Bolós. La farmacia Vilardell ya no es tal, pero conserva elementos originales; las del Carme y Viladot sólo las portadas, que merecen visita. Es posible que no tengas que ir muy lejos: algunos de los pisos de alquiler de temporada en Barcelona se encuentran cerca de las principales zonas donde se agrupan estas ornamentadas farmacias, el Ensanche y la Barcelona antigua.

La profusión de líneas, colores y materiales del modernismo aconseja un consumo responsable: es mejor espaciar las visitas que darse un atracón, para saborear este exceso decorativo como merece. Si eres tan afortunado como para pasar una corta temporada en la ciudad (en lugar del consabido puente) y te tienta el recorrido por estas farmacias decimonónicas, alojarte en un alquiler de pisos por meses en Barcelona y dosificar prudentemente las visitas a lo largo de tu estancia puede ser la mejor opción.