Las estatuas humanas de Las Ramblas

Los atractivos turísticos de Barcelona son bien conocidos por todos y disfrutados tanto por los turistas que visitan la ciudad por un período breve de tiempo como por los visitantes de larga estancia que vienen a la Ciudad Condal por estudios, por trabajo o por otro motivos. Una de las calles más emblemáticas y de la que habrás oído hablar aunque no hayas estado aún en Barcelona es la Rambla de Barcelona, conocida comúnmente como Las Ramblas. El nombre de esta avenida que se extiende desde Plaza Cataluña hasta el paseo de Colón, es en plural porque cada tramo de este paseo recibe un nombre distinto: Rambla de Canaletes, Rambla de los estudios, Rambla de San José, Rambla de los Capuchinos y Rambla de Santa Mónica, en ese orden de arriba abajo.

Este paseo está lleno de turistas, comerciantes, habitantes de la ciudad, paradas donde venden souvenirs de la ciudad, artistas que pintan o venden caricaturas, bailarines o músicos que piden dinero, gente sentada o paseando, etc., y si tratas de cruzarla o recorrerla un día de verano puede ser un poco estresante. Aún así, vale la pena aventurarse a ella porque, como barcelonesa, reconozco que es una de las calles más bellas y alegres que jamás he visto.

Otro de los atractivos básicos de las Ramblas son las estatuas humanas que se exhiben en ellas. Son artistas que han presentado su candidatura ante un jurado artístico del Ayuntamiento de la ciudad y han sido “aceptados” para ocupar ese espacio público para exhibir su disfraz, su personaje o su caracterización por la cual probablemente recibirán atención y dinero. Aunque pueda parecer al azar, cada estatua/persona que se coloca en Las Ramblas, tiene su espacio y su horario para trabajar: son 27 trabajadores divididos en dos turnos, de mañana y de tarde que cuentan con una licencia para actuar a cambio de 189 euros de cuota mensual. Cada vez que alguien le echa una moneda en su cajita, suelen cambiar de postura o asustar a quien se haya atrevido a acercarse, dependiendo del tipo de personaje del que se trate. Recientemente ha habido cierta polémica alrededor de estas estatuas ya que han sido desplazadas al tramo final de las Ramblas, en el que el flujo de gente es menor y por tanto, la recaudación disminuye. El Ayuntamiento de Barcelona argumenta que así se evitan las aglomeraciones en mitad de este paseo, tan deseadas por los carteristas. Es decir, la medida es por seguridad.

Dejando a un lado las polémicas decisiones del Ayuntamiento por “ordenar” cada vez más la ciudad, y dejando que se pierda la autenticidad, la espontaneidad y la naturalidad de una ciudad que se autogestiona en gran medida, no puedes dejar de pasear entre las estatuas humanas de Las Ramblas que permanecen asombrosamente estáticas hasta que alguien le tira una moneda y realizan su breve cambio de postura o número artístico. ¡Hay personajes y puestas en escena muy logradas y dignas de cualquier teatro o sala de exhibición!