Los pueblos con más encanto de la Costa Brava

A escasa hora y media de Barcelona dirección norte nos encontramos con la Costa Brava, la cual posee algunas de las mejores playas y calas de toda la Península Ibérica. Si estás pasando tus vacaciones o una temporada en la Ciudad Condal, es obligado que hagas una escapada para conocer los pueblos del Empordà, sus paisajes y su historia.

Desde ShBarcelona queremos darte a conocer algunas de estas localidades para que te hagas una idea de lo que vas a encontrar. Para disfrutar del  Mar Mediterráneo, el viaje en tren o en coche hasta la Costa Brava merece la pena. ¡Descubre los pueblos con más encanto de la Costa Brava! 

Los mejores pueblos de la Costa Brava

Foto vía Pixabay

Empezamos de sur a norte, subiendo desde Barcelona hacia Francia y nos encontramos Platja d’Aro, que recibe veraneantes tanto de Barcelona como de Girona en sus extensas playas de arena similares a las de la costa de Barcelona. En esta localidad también encontrarás diversión en verano en sus numerosos bares y discotecas.

Si seguimos subiendo por la costa nos encontramos con Palamós, que tiene tanto calas como playas extensas y posee un aspecto encantador de pueblo pesquero, pero con algún que otro gran edificio que le quita un poco de encanto. Si vas en verano te recomendamos la imprescindible Cala Castell y, desde allí, la Cala Corb, la Cala Estreta y S’Alguer. Deberás caminar unos 30 minutos por un camino para llegar a estas calas, pero la recompensa vale la pena.

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Y seguimos subiendo para encontrarnos con las localidades de Llafranc y Calella de Palafrugell, dos pueblos de pescadores dignos de un paseo nocturno para disfrutar, por ejemplo, de un concierto de habaneras o de una cena a la luz de la luna. También es muy recomendable en Llafranc subir al Faro de Sant Sebastià para gozar de estupendas vistas o visitar el Jardín Botánico de Cap Roig. Estos lugares aún se resisten al turismo masificado y a la especulación inmobiliaria, y se encuentran repletos de pequeñas calas para disfrutar del Mediterráneo. Precisamente en Llafranch, Joan Manuel Serrat compuso la canción “Mediterráneo”.

Por una carretera llena de curvas llegamos a Tamariu, una localidad que ha conservado, gracias al difícil acceso por tierra, parte de su encanto marinero y pescador, con una playa de arena granulada y pequeñas calas.

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Seguimos hacia el norte y nos topamos con Begur, uno de los pueblos más bonitos de la Costa Brava y con las mejores playas del Baix Empordà. Merece la pena visitar el castillo de Begur, pasear por entre las cinco torres de defensa que se levantaron en los siglos XVI y XVII contra la piratería morisca y bañarse en las aguas cristalinas de la Cala Fonda y Aiguablava.

Foto vía Pixabay

Muy cerca de Begur hacia el interior se encuentra el pueblo de Pals, que tiene la parte histórica y la zona de playas y urbanizaciones en las que se alojan los veraneantes. En el pueblo histórico encontraréis construcciones medievales que os enamorarán, sin duda, y un casco antiguo lleno de flores y arcos. En la zona de playas debéis descubrir, los más atrevidos, la playa nudista al otro lado de una roca de la playa de Pals. Muy cerca también podréis visitar el pueblecito medieval de Peratallada y tomar un helado en una de sus terrazas. Un recorrido obligado si estáis en la zona.

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Desde aquí nos trasladamos hasta L’Estartit i L’Escala, dos localidades muy turísticas en su zona de costa pero encantadoras en su casco antiguo. En ellas podrás realizar numerosas actividades acuáticas como submarinismo en las Islas Medes y realizar turismo gastronómico en sus numerosos restaurantes que sirven las mejores paellas, mariscos y pescados de la costa catalana.

Muy cerca se pueden visitar las ruinas greco-romanas de Empúries, unos de los vestigios del paso de estas civilizaciones por nuestro país mejor conservadas.

Finalmente, llegando casi a Francia, nos encontramos con la localidad de Roses, con el impresionante Golfo que lleva el mismo nombre. No es el pueblo más bonito de la Costa Brava, pero sí concentra muchas infraestructuras para el turismo y una larga playa de arena, a parte de un gran número de calas entre las que destacan Canyelles Petites, L’Almadrava, Cap Norfeu, Punta Falconera, Jóncols y Montjoi.

Foto vía Pixabay

Un poco más arriba y llegando a través de una carretera de curvas incontables, está Cadaqués, el pueblo más afectado por el viento llamado “tramuntana” que, según dicen, hace que la gente se vuelva un poco excéntrica. Definitivamente, su aislamiento en la zona más septentrional de la Península hace que Cadaqués sea un refugio perfecto para artistas o amantes de la soledad. Este místico pueblo acogió a Salvador Dalí en su día y en él aún puedes visitar la casa dónde el artista vivía. Si llegas hasta aquí te darás cuenta de que la Costa Brava merece mucho la pena.

Por último, sugerimos el pueblo de Port de la Selva, ubicado en pleno parque natural del Cap de Creus  y cercano al Monasterio de Sant Pere Rodas, vestigio de un monasterio medieval que goza de unas espléndidas vistas al mar y a toda la Costa Brava. Port de la Selva es un pequeño municipio marinero, menos masificado que Cadaqués, pero con el mismo encanto.

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