El barrio de Sant Antoni es uno de los más culturales de Barcelona después de que sufriera una importante transformación, ya entrado el año 2000, y que aún continúa. Su proximidad al centro lo hace muy interesante para las personas que buscan un barrio bien comunicado con otros puntos de la Ciudad Condal.
Limita con el barrio del Raval, pero se diferencia sustancialmente de este por sus amplias avenidas, sus calles cuadriculadas y sus edificios amplios, la gran mayoría de principios del siglo XX, aunque con algunas edificaciones nuevas.
Sant Antoni se ha convertido, además, en una de las zonas de Barcelona con mayor número de nuevos locales de restauración de última tendencia, dónde la creatividad y profesionalidad de sus chefs se ha convertido en todo un icono para los “comidistas” barceloneses.
El barrio de Sant Antoni es un barrio en plena ebullición que se ha convertido en un referente de modernidad y creatividad. A pesar de encontrarse al lado de la zona más antigua de la ciudad, el distrito de Ciutat Vella, en concreto del barrio del Raval, Sant Antoni marca la diferencia en relación al diseño de sus calles y avenidas.
Al tratarse de una zona perteneciente al famoso distrito del Eixample, se nota de forma clara la amplitud de sus calles en comparación con algunos barrios aledaños. Es una zona destinada para que el viandante pueda pasear tranquilamente, con aceras amplias y casas grandes con techos altos y señoriales.
Se trata del barrio con los precios más asequibles de todo el distrito del Eixample, aunque hay que tener en cuenta que es uno de los distritos más caros de Barcelona.
Si busca un barrio familiar, pero con una gran vocación comercial, creativa y gastronómica, el barrio de Sant Antoni es una inmejorable alternativa.
Una de las cosas más interesantes que se puede ver en el barrio de Sant Antoni es el famoso Mercado de Sant Antoni, remodelado recientemente, que fue el primer edificio construido del plan urbano ideado por Ildefornso Cerdà, que contaba con avenidas anchas, edificios grandes, pisos espaciosos con islas interiores y calles que formaban una cuadrícula perfecta.
Esta filosofía se hace patente en el barrio de Sant Antoni, en el que podemos ver también la Ronda de Sant Antoni, una avenida amplia rebosante de vida y en la que han anidado distintos negocios y comercios distinguidos por su aire vintage, y sus bares de tapas, cómo el de la antigua fábrica Moritz, que se han convertido en un referente de la nueva gastronomía que mezcla lo tradicional con lo exclusivo.
Esta fábrica, olvidada durante décadas, vuelve a resurgir coincidiendo con la apertura del barrio a las nuevas tendencias, convirtiendo a Sant Antoni en uno de los barrios de la Ciudad Condal más hípster.
Si su deseo es alquilar un piso en el Eixample, pero su presupuesto es limitado en comparación con el vecino Eixample Esquerre (izquierdo), el barrio de Sant Antoni puede ser una excelente alternativa si necesita un piso amplio y luminoso.